Los gatos presentan una marcada territorialidad, lo que hace que introducir un nuevo miembro en la familia pueda resultar un quebradero de cabeza. Es importante conocer el procedimiento a seguir. Así, prestando especial atención a la situación conseguiremos reducir al máximo el estrés producido por este nuevo evento.
Descubrimos cómo son los gatos…
Los gatos son animales rutinarios a los que no les gustan los cambios, de modo que cualquier variación en su rutina pueden interpretarlo como una amenaza en su territorio. La introducción de otra mascota o persona supone gran alteración en su zona de confort.
Para poder realizar cambios en las rutinas de nuestro gato primero debemos entender cómo es el comportamiento normal de un gato. Cada gato establece un territorio como propio y lo dividen en distintas zonas:
- Zona de descanso: Puede localizarse en cualquier parte de la vivienda y normalmente estará en una posición elevada.
- Zona de comida: Ésta debe estar situada en una zona tranquila y limpia donde situaremos la comida y el agua por nuestro gato. Además, en caso de tener más de un gato, podrán compartir el agua, pero cada uno debería tener su comedor propio.
Cabe destacar que esta zona debe estar separada de la zona de eliminación de heces y orina. - Zona de eliminación de heces y orina: La bandeja de orina debe cumplir requisitos tanto en la localización, tamaño y forma.
- Zona de juego: Se puede encontrar en cualquier lugar de casa donde haya algo que les estimule.
- Zona de exploración: Toda la casa y parte del exterior forman parte de la zona de exploración.
¿Cómo se relacionan los gatos?
El gato marca los límites de su territorio mediante el marcaje facial (esta conducta es normal y necesaria a diario por el bienestar del gato). Si desaparecen sus feromonas faciales en su entorno (limpieza, cambio muebles, pintar, mudanza, nuevo animal…) el entorno del gato deja de ser reconocible por él y puede provocar cuadros de ansiedad.
Las relaciones entre gatos se basan en la territorialidad y no en la jerarquía como los perros. Los gatos pueden tener relaciones de amistad con otros gatos, personas o perros y compartir su territorio. Pero al no ser un animal jerárquico, la forma de educarlos es diferente.
El gato nunca debe recibir castigos directos (golpes, gritos) ya que esto sólo empeorará la relación con su propietario. Para regañarlos, debe hacerse forma indirecta con spray de agua, sabores desagradables, etc.
A continuación le damos unas pautas para introducir un nuevo miembro a la familia en una casa donde ya viva un gato. Abordaremos 3 casuísticas distintas: introducción de otro gato, introducción de un perro o introducción de un bebé.
Recién llegado: GATO
El primer paso a realizar es proporcionar un espacio "seguro" para el recién llegado. Éste será un espacio aislado, sin otro animal. Es importante separar a los recién llegados tanto por adaptación como para realizar una cuarentena apropiada. Este espacio debe tener comedero, bebedero, cama, bandeja de arena, zona refugio (bajo una cama, transporte, caseta…), y un difusor feromonas felinas.
El nuevo gato debería llegar a casa en un transporte, tapado con una manta, para que no pueda ver ningún otro animal en casa y, directamente, lo llevaremos a su habitación preparada. Deberemos abrir el transporte permitiendo que el gato explore voluntariamente la habitación un día entero.
Al día siguiente abriremos la puerta de la habitación y permitiremos al gato nuevo salir y al gato residente entrar, sólo si así lo desean. Es normal que la primera acción de los gatos sea soplarse, pero debemos mantener la calma y, sobre todo, no gritar ni realizar ninguna acción brusca que pueda generar tensión entre ellos.
Una vez se relacionen, es importante jugar todos los días con los dos gatos cuando están juntos para así crear una asociación positiva cuando están juntos.
Cada gato tendrá que tener su propia bandeja de arena y un comedero individual con comida por cada gato, de forma separada, para evitar conflictos por la comida.
La adaptación de cada gato a un nuevo entorno es diferente dependiendo del carácter, socialización y capacidad de adaptación. Sin embargo, la media de tiempo de adaptación a una nueva casa es de una semana, aunque si existen otros animales residiendo, este período de adaptación puede prolongarse.
Recién llegado: PERRO
En este caso también deberemos proporcionar un espacio “seguro” al recién llegado con las mismas características que el anterior. Será necesario disponer de un difusor de feromonas para el gato residente y deberemos seguir los mismos pasos para que se conozcan.
La bandeja de arena del gato residente deberá estar cubierta o en un lugar inaccesible por el perro ya que es muy probable que el perro quiera comerse las heces del gato o le moleste durante la acción. Además, la comida del gato deberá estar en alto para evitar que el perro le quite.
Deberemos educar bien al perro para que no asuste al gato. Al ser un animal jerárquico éste nos hará caso con facilidad. Sin embargo, es cierto que no se puede prever con seguridad cómo van a reaccionar entre ellos. Esto dependerá mucho de la socialización de ambos, de la raza y del carácter del perro.
Recién llegado: BEBÉ
Haydiferentes factores que causan estrés al gato derivados de la llegada de un bebé:
- Aumento de las visitas a casa por lo que hay menos feromonas faciales del gato en el entorno ya que no va a donde quiere por la presencia de invitados
- Disminución muy marcada del juego diario con el gato
- Alteración de sus rutinas puesto que los propietarios están pendientes del bebé
- Aparición de un nuevo miembro de la familia en su territorio
Para minimizar el estrés le damos unos consejos de los pasos a seguir:
Para preparar la llegada del bebé, deberemos aplicar feromonas faciales durante el montaje de la habitación, antes de las visitas, etc… Además, deberemos dejar que el gato entre en la habitación del bebé antes que llegue para que pueda explorarlo y marcarlo sin ningún problema.
Una vez nacido el bebé, deberemos llevar al gato alguna prenda del bebé para que empiece a familiarizarse con su olor corporal. En cuanto llegue a casa no deberemos enseñar al bebé al gato, sino que deberemos esperar a que éste se acerque voluntariamente.
Es recomendable tener todas las habitaciones abiertas y no impedir el acceso del gato a la habitación del bebé, ya que probablemente el gato querrá investigar la cuna. Si no queremos que el gato permanezca sobre la cuna, deberemos utilizar castigos indirectos ya mencionados anteriormente.
Es muy importante actuar con sensatez e interpretar las reacciones y advertencias de estrés o miedos del gato. De esta forma, no deberemos dejar al bebé sin vigilancia en presencia del gato para evitar que se pueda llevar a cabo alguna situación de peligro.
Esperamos que estos consejos le sean de ayuda para la introducción de un recién llegado a casa. Ante cualquier duda, puede concertar una cita con nuestro personal veterinario. Ellos le asesorarán sobre su caso particular.